*Por Alejandro Bahler, referente del turismo y exsecretario de Turismo de Entre Ríos
Concordia podría ser uno de los principales destinos turísticos del litoral argentino. Posee recursos naturales únicos, termas, historia, cultura y un entorno privilegiado sobre el río Uruguay. Sin embargo, el turismo local atraviesa una de sus peores crisis por la falta de políticas serias, planificación y control por parte del Estado.
El único turismo que hoy funciona en Concordia es el de pesca, y aun así se sostiene por el esfuerzo de los guías, los prestadores y las familias que viven de esta actividad. No hay acompañamiento ni inversión del Estado. Ni en esta gestión ni en la anterior se hizo nada al respecto.
Alrededor de 150 familias viven de la pesca deportiva en Concordia, una actividad que genera empleo genuino durante todo el año, pero que hoy se encuentra sin ningún tipo de control ni apoyo institucional.
La depredación que hay en el río es impresionante, y las autoridades lo saben. No hay controles, no hay fiscalización, no hay presencia del Estado. Es una situación que se repite gestión tras gestión, con el mismo resultado: abandono total. Los funcionarios pasan, pero el sector privado permanece, invirtiendo, trabajando y sosteniendo la actividad a pesar de las adversidades. El sector privado es el único que invierte, que sufre, que paga impuestos y que sigue apostando a Concordia,
mientras el Estado mira para otro lado. Hoy ni siquiera existe un Secretario de Turismo; el área está acéfala, sin conducción política ni planificación.
La falta de políticas sostenidas afecta también al resto del sector turístico. Los hoteles, restaurantes y prestadores atraviesan una situación crítica, con caída en la ocupación, cierre de emprendimientos y reclamos que no son escuchados. Los funcionarios hacen oídos sordos. No hay promoción, no hay planificación, no hay diálogo. Mientras tanto, los privados se funden y la ciudad pierde movimiento económico y empleo.
Hoy el EMCOTUR debería desaparecer. Se transformó en un organismo ineficiente, sin resultados concretos. Los privados deben recuperar la independencia y volver a trabajar con el Estado desde otro lugar, con participación real y objetivos comunes. Concordia necesita una reforma profunda del modelo turístico. El turismo es desarrollo y futuro. Pero sin gestión, sin controles y sin decisión política, todo se convierte en improvisación. Concordia tiene un potencial enorme, pero las autoridades ̶pasadas y presentes̶ lo están dejando perder.