Juan Carlos Cresto es otra vez candidato a intendente de Concordia. Contra todos los pronósticos, confirmó su precandidatura y jura y perjura que no se baja. “Tengo muchos amigos que me quieren y me piden que me presente, ¿cómo me voy a bajar?”, dijo a #TareaFina, a casi dos semanas de las elecciones PASO del 13 de agosto.
Calucho, como se lo conoce, busca su tercera intendencia luego de haber dejado el gobierno local 16 años atrás. Esta vez, competirá con 5 adversarios en la interna del peronismo. La competitividad de las PASO le auguran un resultado que él no desconoce.
“Si gano, bien, y si no, me pondré a trabajar con todos. Menos con Francolini”, aclara, marcando la cancha en la que juega este partido. Alfredo Francolini es, en la actualidad, el adversario con el que Calucho eligió enfrentarse. El motivo es una disputa que se remonta al tiempo en que el viceintendente custodiaba la intendencia de su hijo Enrique en la ciudad, mientras este cumplía funciones en el ENOHSA. De esos tiempos, Calucho no tiene buenos recuerdos por “las deslealtades” que le asigna a Francolini. “No le cuidó las espaldas a Enrique y a mí me faltó el respeto”, narra. El rencor dura hasta hoy.
A punto de cumplir 80 años, Calucho es el exponente de un estilo de hacer política que ya no es habitual: no oculta sus “rasgos autoritarios” ni su edad, y entiende que fue un error en su carrera política “no haber logrado formar dirigencia” en quien delegar el poder. Por eso, entiende, deber ser él, otra vez, el candidato. “Hemos fracasado los viejos dirigentes en preparar gente para el futuro”, reconoce.
Cuando se le consulta por el resto de sus adversarios políticos, se reconoce “amigo” de sus competidores radicales en la interna de enfrente: Francisco Azcué (Evolución) y Leandro Lapiduz (Concordia Cambia), ambos aspirantes a la intendencia por Juntos por el Cambio. Del primero, exfiscal, cuenta que se hizo amigo luego de que éste haya intentado encarcelarlo por su participación en un desalojo en la ciudad. “A Francisco lo llevaría de secretario de Gobierno si gano”, aseguró. A Lapiduz, dice que también lo convocaría.
Calucho es un personaje en sí mismo, y pocas personas se atreven a cuestionar que todavía cuenta con un fuerte arraigo territorial en los barrios de la Concordia profunda. El proceso electoral lo trajo de vuelta a la agenda del periodismo, un lugar del que, dice, no se hubiera querido ir nunca.
“Después de mí, Armando Gay es el más preparado. Después Ángel Giano, que tiene experiencia. Francolini no, porque no quiso aprender. Yo le quise enseñar, pero no aprendió”, afirma.
Cresto entiende que el principal problema de Concordia es la falta de viviendas. Y afirma que después de él, ningún gobierno peronista hizo las cosas bien en materia de soluciones habitacionales en la ciudad. Inclusive, su hijo Enrique.
“Durante estos 16 años no se ha atendido el problema de viviendas, la situación es dramática”, diagnostica. “Enrique creó el Instituto de Vivienda y fue una brillante idea, pero no funcionó como debería y por eso se agravó la situación. Ningún gobierno peronista después del mío pudo resolver el problema”, explica.
Sobre la responsabilidad de los últimos ocho años de gobierno de su hijo, Calucho justifica que cuando Cresto (h) asume en el organismo nacional y deja la ciudad se descuidó en Concordia el trabajo social, “lo que le trajo un alto costo político a Enrique”.
“El costo político que pagó Enrique fue por las deslealtades que tuvo en Concordia, era el que mejor medía en la provincia para ser gobernador, medía mal en Concordia porque no le cuidaron las espaldas los leales que dejó en el gobierno”, insistió.
Sobre el rol de su hijo en la campaña – es precandidato a diputado provincial-, aseguró que “está metido en la trabajando para que Concordia sume votos a través de Gay”.
No duda de que el peronismo va a ganar en Concordia. Como presidente departamental del PJ asegura que está unido, pero que es como una familia grande que tiene problemas internos. En ese sentido, hizo un paralelismo con su propia familia Cresto y dio su versión de por qué en la ciudad siempre hay un Cresto en las listas. “Los Cresto trabajamos. Yo, Enrique, Mayda, somos gente de hechos y mucha gente nos valora y por eso estamos”, sostiene.
“Los que están cansados de los Cresto son los que quieren llegar y no pueden. Lo que quieren llegar tienen que ganar la interna. Quien gane la interna del peronismo se queda con el liderazgo del partido. Si ganan Francolini o Giano van a ser los lideres del peronismo”, apunta.





